Los niños en su fase de desarrollo pasan por diferentes etapas, inclusive hasta su adultez. Las primeras etapas son la primera infancia, la niñez, la etapa escolar, la adolescencia, hasta la adultez. Los padres deben ajustar sus estrategias de crianza con la medida de que sus hijos se van desarrollando, esto implica satisfacer las necesidades básicas de los niños en la infancia, fomentar la autonomía en la niñez, apoyar el desarrollo académico en la etapa escolar, equilibrar limites y fomentar la autonomía en la adolescencia y brindar apoyo emocional en la adultez. Es importante adaptar la forma de crianza según las necesidades que presentan los niños en cada una de estas etapas para poder abordar los desafíos específicos de cada una de ellas, fortalecer la relación entre padres e hijos y llevar a cabo una buena crianza en el desarrollo.
1. Infancia temprana (0-2 años): Durante esta etapa, los bebés dependen completamente de sus padres para satisfacer sus necesidades básicas como alimentación, sueño y cuidado físico. Los padres deben brindar un entorno seguro y afectuoso, establecer rutinas y fomentar la exploración y el desarrollo de habilidades motoras. La comunicación y el contacto físico son fundamentales para establecer un vínculo seguro y fortalecer el apego.
2. Niñez (3-6 años): En esta etapa, los niños comienzan a desarrollar habilidades cognitivas y sociales. Los padres deben fomentar la creatividad, el juego y la imaginación. Es importante establecer límites claros y consistentes, así como brindar oportunidades para que los niños tomen decisiones simples y desarrollen su autonomía. La comunicación afectuosa y el refuerzo positivo son esenciales para promover una autoestima saludable.
3. Etapa escolar (7-11 años): Durante esta etapa, los niños ingresan a la escuela y comienzan a adquirir conocimientos académicos. Los padres deben apoyar su desarrollo académico, estableciendo rutinas de estudio y brindando ayuda con las tareas escolares. También es importante fomentar habilidades sociales, como la empatía y la resolución de conflictos. Los padres pueden alentar la participación en actividades extracurriculares y promover la independencia en la toma de decisiones.
4. Adolescencia (12-18 años): En esta etapa, los adolescentes experimentan cambios físicos, emocionales y sociales significativos. Los padres deben equilibrar la necesidad de establecer límites y normas con el fomento de la autonomía y la toma de decisiones. La comunicación abierta y el apoyo emocional son fundamentales para mantener una relación saludable. Los padres pueden ayudar a los adolescentes a desarrollar habilidades de manejo del estrés, toma de decisiones y resolución de problemas, así como fomentar la responsabilidad y la independencia gradualmente. Es importante que los padres estén disponibles para escuchar y comprender las preocupaciones y desafíos que enfrentan los adolescentes, brindando orientación y apoyo emocional.
5. Adultez: A medida que los hijos se convierten en adultos, los padres deben adaptarse a un nuevo tipo de relación. En esta etapa, los padres pueden brindar apoyo emocional, consejos y orientación, pero también deben permitir que sus hijos tomen sus propias decisiones y vivan sus propias vidas. Es importante establecer límites saludables y respetar la autonomía de los hijos adultos. Los padres pueden mantener una comunicación abierta y estar disponibles para brindar apoyo cuando sea necesario, pero también deben permitir que sus hijos asuman la responsabilidad de sus propias decisiones y acciones.
En resumen, cada etapa del desarrollo de los hijos presenta desafíos y necesidades únicas. Los padres deben adaptar su forma de crianza en cada etapa para satisfacer estas necesidades, fomentar el crecimiento y fortalecer la relación con sus hijos. La comunicación abierta, el establecimiento de límites claros y el apoyo emocional son fundamentales en todas las etapas del desarrollo.
